Eran las vacaciones de mitad de año, junto a mi familia viajamos a un pueblo de "tierra caliente" el cual no visitaba como desde que tenía unos 4 o 5 años. Alquilamos una 'cabaña' de dos pisos, blanca como recordaba de aquel anterior viaje, con piscina. Hacia parte de un grupo de 'cabañas' ubicadas a las afueras del pueblo.
Me despertó un fuerte golpe en el estómago seguido de un golpe en la cara. No entendía nada de lo que estaba pasando. Ya no estaba en la hamaca que me había acostado a leer, sino en dentro de un cuarto oscuro, al cual sólo entraba la luz por una puerta (sic), sentado en una silla con mis manos atadas. apenas me recuperaba del golpe, cuando dos hombres me obligaban a caminar fuera del cuarto. Supongo que de lo confundido ni siquiera me tome el trabajo de resistirme a caminar, bueno eso sumado a que no quería más golpes, ah gente para tener la mano pesada! Al salir del cuarto dos cosas fueron obvias: una, estábamos relativamente cerca al pueblo, reconocía una montaña que tenía una antena repetidora; dos, había dormido como una piedra, tenía puesto una camisa blanca y unos pantalones negros de 'drill' que ni idea a que horas me los colocaron.
Me llevaron a un cuarto muy grande, donde todos estaban de negro y se veía en una de sus paredes un afiche con la foto de una niña que no conocía pero me parecía algo familiar. Todos tomaron asiento menos un hombre al frente que comenzó hablar. Dijo que era el aniversario de la muerte de su hija, seguida de la típica lista de cualidades que tienen por defecto todos los difuntos. No le preste mucha atención, al fin al cabo mi mente estaba inmersa en la pregunta ¿Qué carajos hago aquí? El hombre comenzó a hablar de como murió la niña, lo que entendí fue que, aún siendo tan pequeña, la niña entro en un estado de tristeza y depresión tan fuertes que perdió completamente el apetito y fue debilitándose lentamente hasta morir. Mientras narraba eso noté que me miraba fijamente, con una mirada de dolor y rabia, y luego me apunto con el dedo y me señaló como el culpable de la tristeza que mato a su hija.
Resulta que la conocí en aquel viaje cuando tenía 4 o 5 años. Nos llevamos muy bien, al punto de que parecía mi primera novia. Cada día después de desayunar nos encontrábamos para jugar, dibujar 'garabatos' y cantar rondas infantiles. Pero como todo lo bueno se acaba, llego el día en que tenía que volver a mi ciudad y al despedirme le prometí que volvería muy pronto. Según su padre, me espero cada día desde entonces. Al año, comenzó su tristeza y poco a poco esta se apodero de ella hasta que su cuerpo no dio más. Por mi parte la olvidé por completo, y hasta ese día volví a ser consciente de que algún día ella existió. Al recordar todo mi corazón comenzó a latir más rápido, respiraba como si estuviera punto de padecer en ataque de asma. Me invadió un sentimiento de culpa y arrepentimiento que nunca había sentido. Desperté algo asustado, un poco triste, a escribir en una hoja un borrador de ese extraño sueño mientras seguía temblando del miedo.
Desde aquel día, decidí que nunca volvería a hacer una promesa y que algún día iba a escribir acerca de ese sueño.
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